La literatura infantil en la España de los noventa
Ana Garralón
En España la literatura
infantil es un sector muy importante. La producción de libros infantiles es muy
alta pero, curiosamente, la compra de libros es muy escasa. La mayoría de
ventas se producen en períodos festivos como, por ejemplo, la navidad. Esta
situación nos hace reflexionar sobre cuál es el problema que surge para que se
dé está situación.
Hay que destacar los problemas que se producen en el sector
económico, y que como consecuencia provocan el declive de la venta de libros.
Pero también tenemos que tener presente que hay muchos otros aspectos que
influyen en esta situación.
Debido a la restricción
económica, las editoriales, se ven obligadas a cambiar su funcionamiento. Se
exigen unas características más específicas dentro de un marco de prudencia más
elevado. Por tanto la libertad y creatividad de los autores, está reducida a
unas normas.
Esta situación necesita
de una nueva orientación: los autores deben saber que quieren las editoriales.
En este contexto encontramos a las grandes editoriales más preocupadas por
producir que por aumentar la calidad. Hay mucha competencia y lo importante es
abrirse camino, sea como sea.
Una de los aspectos más
destacados de las editoriales españolas es la cantidad de premios que reciben.
Tanto autores consagrados, como autores noveles, reciben premios a lo largo de
su trayectoria. Los premios son una distinción para quién los recibe y les
ayuda a darse a conocer.
Cada autor toma un
camino, su propio camino. Los autores más consagrados suelen continuar
escribiendo en su línea, mientras que los autores más jóvenes suelen ser más
innovadores. Actualmente la literatura infantil trata nuevos temas que hasta
hace relativamente poco no había sido abordados por ningún autor y la novedad permite
a los escritores más jóvenes incorporarse a un mercado dónde la competencia es muy
elevada.
En definitiva, dentro de
un contexto donde la producción es mayor a la demandada, los autores deben
saber cuál es su línea de trabajo e innovar constantemente. De este modo aunque
se cumplan las exigencias de las editoriales, nuestra literatura, será una
literatura de calidad. Si la lectura es de calidad y se adapta al público, la
demanda crecerá.
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