Entrada dedicada al resumen del artículo La animación lectora desde edades tempranas.
En la introducción, el autor nos informa sobre la situación
de la lectura en la actualidad. Por un lado, ésta no se encuentra entre las
primeras actividades de ocio de los más jóvenes. Por otro, resulta que las
lecturas que se realizan son en su mayoría para obtener información, pues no
reconocen su valor como fuente de conocimiento. Para concluir, explica que el
leer es una actividad que requiere una importante capacidad cognitiva y de
cognición, y, que, al final, debe realizarse de forma voluntaria e individual.
A partir de aquí, divide el artículo en diversos epígrafes.
El primero de ellos, trata los tipos de lectura que podemos
encontrarnos. Cerrillo diferencia entre “lectura obligatoria” y “lectura
voluntaria”. La primera de ellas es la que se da en los centros escolares, pues
los docentes obligan a sus alumnos a realizar determinadas lecturas, por esto
mismo, por su carácter obligatorio, es necesario transmitir a los alumnos la
importancia de éstas y acertar en su elección. En lo que respecta a la segunda,
es la más difícil de conseguir, aun siendo la verdadera lectura, pues a la vez
que se va avanzando en edad, según estudios, los jóvenes abandonan la lectura,
sea por diversos motivos sociales o culturales. Para conseguir la lectura
voluntaria es necesaria una implicación tanto de la familia, del centro como
del propio lector.
En los dos siguientes epígrafes nos habla de la animación
lectora y sus objetivos. El objetivo final de la animación a la lectura es formar lectores competentes, mejorando los
hábitos de lectura que tienen en un primer momento, y no fomentar la lectura de
un libro en concreto, como se viene haciendo hasta ahora.
En el siguiente epígrafe, se dan algunos consejos sobre las
estrategias a utilizar a la hora de llevar a cabo el título del artículo en sí.
Es necesario tener en cuenta que en cada momento se perseguirán diferentes
objetivos y, en el caso de los animadores deben tener presentes aspectos como
la edad de los destinatarios, la elección de los libros, la organización de los
grupos, etc.
Por último, menciona algunos efectos negativos de las
actividades de animación a la lectura, aunque el principal es ver en ella una
obligación, un ejercicio más de clase.
El autor concluye diciendo que, mediante la mezcla de las
lecturas obligatorias y voluntarias, se debe adquirir la capacidad crítica
necesaria para llevar a cabo una buena lectura.
Podéis encontrar el artículo completo en el siguiente enlace:
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